Las instalaciones de calefacción o en general las instalaciones de transmisión de calor al ambiente a través de la circulación de fluidos de alto coeficiente de intercambio térmico por convección, están sujetos a la presencia en su interior de cierta cantidad de aire. El aire es un fluido comprimible con un bajo coeficiente de intercambio térmico por convección, que impide una adecuada transferencia térmica con el ambiente externo. Por otra parte, si la instalación se encuentra bajo presión, la acción del aire puede causar efectos nocivos a la propia estructura de los conductos, causando corrosión a lo largo de las paredes internas. Ésta es la razón de la introducción de las válvulas purgadoras de aire, con descarga horizontal y vertical con tapón de plástico regulable.
Las válvulas purgadoras de aire disponen en su interior de un elemento flotador que determina el funcionamiento del componente: en caso de presencia de aire en el circuito, el bajo nivel de agua en la válvula purgadora hace descender el flotador permitiendo así la salida del aire y el restablecimiento de las condiciones de funcionamiento normales. Disponen también de una junta de sellado que permite mantener bajo presión el circuito y evitar pérdidas.
Un aspecto muy importante que afecta a las
válvulas purgadoras de aire y que debe considerarse es el correcto mantenimiento: los operadores saben bien que un conjunto de impurezas presentes en el interior del circuido pueden llegar a las válvulas purgadoras, comprometiendo su funcionamiento.
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