En el entorno doméstico, en calderas y en instalaciones de calefacción, muchos de ustedes habrán visto tubos metálicos revestidos por una vaina protectora de goma o plástico rígido. Estos tubos flexibles son de acero inoxidable, una aleación metálica compuesta por hierro, carbono, cromo y trazas de níquel. El cromo y el níquel son los que confieren al acero y a los
tubos flexibles la característica de inoxidables, un requisito fundamental si deben contener flujos de gas o líquidos que podrían provocar un efecto de corrosión sobre las paredes internas de los tubos. La vaina que recubre los tubos flexibles supone una protección exterior adicional que garantiza una adecuada protección ante los agentes atmosféricos que podrían dañar externamente el tubo.
A pesar de su aparente simplicidad de construcción, estos tubos flexibles de acero inoxidable deben cumplir requisitos de conformidad que garanticen la fiabilidad del producto si se somete a solicitaciones mecánicas hasta valores muy superiores a los de ejercicio. Del mismo modo, también el revestimiento externo de los tubos flexibles se somete a una serie de controles para evitar eventuales pérdidas o anomalías en la superficie del tubo.
La norma específica para los tubos flexibles de acero inoxidable es la UNI-CIG 9891: la sigla UNI indica que la norma está acreditada a través de un ente italiano, mientras que la sigla CIG identifica la subcategoría de interés del componente, es decir, de fluidos en estado gaseoso. Finalmente, la serie numérica corresponde a la norma exacta de referencia para tubos sujetos a certificación.
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