Desde siempre se ha considerado necesario trabajar conociendo exactamente los valores de la presión a la que un componente mecánico genérico está sometido. Es el caso de los
reguladores de presión, que se diferencian en alta y baja presión en función de diferentes casos considerados. Aunque el diseño de este tipo de componentes es relativamente simple, tienen una importancia primordial en todas las instalaciones en las que la presión debe mantenerse dentro de ciertos valores.
El principio básico de funcionamiento implica el uso de un muelle con un módulo de Young adecuado, una resistencia a la fluencia fija de la que se extrae un valor de límite elástico de deformación. Este muelle se somete a solicitaciones variables en función de la presión aguas arriba: cuando ésta sobrepasa un valor límite, en el interior del regulador de presión el muelle se comprime permitiendo la salida de fluido y restablece las condiciones operativas del regulador y de la instalación en general a condiciones óptimas.
A día de hoy, para garantizar un mejor control de las condiciones de salida de la instalación, a la acción mecánica del muelle contenido en el interior del regulador se añade un sistema electrónico que monitoriza y gestiona eventuales anomalías del sistema.
El conjunto se adecua en función de las normativas específicas nacionales e internacionales, que gestionan la certificación de los productos que deben cumplir determinados requisitos.
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