En los campos de aplicación de las válvulas se encuentran muy a menudo casos críticos, en los cuales las propias válvulas pueden sufrir daños, incluso de grave entidad. Uno de estos fenómenos dañinos se conoce como cavitación y es el responsable de la formación de burbujas de aire en el interior de las válvulas, la implosión de las cuales provoca el característico ruido. La causa se debe buscar en la reducción local de presión, por debajo de un valor mínimo correspondiente a la tensión de vapor del propio líquido. La implosión de las burbujas se traduce en un inmediato aumento de presión que puede dañar, incluso de un modo irreparable, las paredes de válvulas y conductos.
Para evitar este problema se utilizan las llamadas válvulas de corte. Su esquema de funcionamiento es muy simple y permite no sentir la disminución de presión en la propia válvula de corte: la válvula se puede utilizar totalmente abierta o cerrada, no permite una graduación del paso del flujo, evitando así zonas en que la velocidad del flujo pueda aumentar hasta el punto de crear gradientes de presión negativos. De este modo, las
válvulas de corte son idóneas en situaciones en las que se debe transportar el fluido sin particulares exigencias constructivas, limitando los posibles daños mencionados.
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