El aprovechamiento correcto de la instalación de calefacción está regulado por un componente fundamental que es el termostato de la caldera, el cual contribuye a la determinación de la temperatura del ambiente. Un ambiente demasiado caliente comporta una reducción demasiado elevada de la humedad del ambiente y genera, por tanto, problemas en la respiración de las personas, un ambiente demasiado frío, es decir, un termostato de la caldera regulado demasiado bajo, produce una sensación de malestar debida a la sensación de humedad.
Pero una buena solución para el bienestar no depende sólo del termostato, la caldera para obtener un rendimiento óptimo, se debe regular a la temperatura más baja posible, para que el calor de la combustión no se disperse en la atmósfera a través de los gases de descarga, gases que permanecen más fríos. Es importante también el mantenimiento de la instalación que, a pesar de las prescripciones de ley, frecuentemente se pasa por alto y esto lleva los consumos a un incremento rápido.
El
termostato de la caldera se puede instalar en un solo punto de la casa, normalmente en la sala de estar, para poder regular el ambiente que se usa con más frecuencia, pero para habitaciones amplias o desarrolladas en varios pisos, es conveniente instalar más reguladores de manera que se puedan optimizar las temperaturas en las diferentes zonas.
Otro detalle útil para un correcto ahorro energético es la utilización de válvulas termostáticas que se aplicarán a los radiadores para controlar la temperatura en cada una de las habitaciones.
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