Hemos visto algunos aspectos técnicos de los racores de latón, especialmente sobre la tenso corrosión que depende del material utilizado y del modo de enfriar el material después de su estampado en caliente. Hemos visto también la importancia que puede tener el método de sellado sobre las juntas de los racores, ya que si se utiliza un material inadecuado se pueden crear tensiones elevadas que dañen la pieza.
Pero cuando hablamos de racores de latón nos referimos también a su resistencia y a su estética superficial. Aquí entran en juego varias versiones disponibles tanto para racores genéricos como multicapa. De hecho, podemos encontrar en el catálogo racores con diferentes acabados superficiales, desde el latón natural hasta el niquelado o el cromado.
Estos dos últimos tratamientos aplicados a los
racores de latón favorecen la resistencia en diferentes ambientes, además de embellecerlos. El cromado y el niquelado mejoran el aspecto del racor que, con el tiempo, si fuese de latón, tendería a oxidarse.
El recubrimiento de los racores de latón aumenta también su dureza superficial y los hace más resistentes al ambiente, incluso con altos porcentajes de humedad. El tipo de recubrimiento galvánico depende también de las normas de cada país en el que se vaya a utilizar.
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