Las instalaciones de glp son utilizadas por los automóviles considerados ecológicos, ya que alimentan el motor para toda la duración del trayecto transcurrido, reduciendo las emisiones de CO2 y de otros gases derivados de la combustión de la gasolina.
Para la gestión de una planta de glp se cuenta con una serie de componentes de primaria y secundaria importancia, capaces de gestionar el sistema de aflujo de glp desde el depósito, donde el gas está contenido a presiones mucho más altas que la ambiente (normalmente a unos 12bar, aunque puede variar en función del tipo de instalación), hasta los inyectores, diseñados en función del tipo de instalación de que se trate.
Con el fin de lograr el correcto funcionamiento de la instalación de glp, un componente de importancia primaria es la
minicentralita. Su misión es controlar la presión del gas que proviene del depósito, de modo que fluya según los parámetros adecuados de uso hasta los inyectores. El sistema permite, normalmente a través de un manómetro Bourdon, el control directo de la presión. De este modo la minicentralita es capaz de determinar una eventual anomalía en el interior del circuito, detectando una pérdida de presión, visible en el manómetro de la propia minicentralita.
En determinados casos las minicentralitas no disponen de manómetros y, por tanto, no es posible controlar directamente el nivel de presión del flujo. Sin embargo, disponen de válvulas destinadas a mantener la presión dentro de ciertos parámetros establecidos para el correcto funcionamiento de la instalación.
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