En el entorno que nos rodea son muy utilizados los
tubos flexibles para agua, sobretodo en el campo de la fontanería, la edificación y la construcción. En estos sectores es importante que los tubos flexibles para agua resistan a las condiciones de trabajo, que no son comparables a las del campo doméstico: por ejemplo, la presión de ejercicio necesaria para empujar el agua a lo largo de una altura de muchos metros no debe perjudicar la resistencia estructural del propio tubo.
Por este motivo, se prefieren tubos de acero inoxidable que tubos de plástico para este tipo de aplicaciones; obviamente el plástico garantiza buenas propiedades en términos de aislamiento térmico.
Como muchos sabrán, la resistencia a la corrosión es una propiedad fundamental cuando un metal trabaja en contacto directo con un agente corrosivo como puede ser el agua y el oxígeno: en presencia de estos dos agentes, el propio metal tiende a liberar electrones que se unen a los iones de hidrógeno presentes en el agua. Se produce así la formación de hidróxido que, junto a los iones metálicos, forma el fenómeno tan conocido por todos como el óxido. En síntesis, esto es lo que sucede en el proceso clásico de corrosión.
Para evitar este fenómeno, generalmente se recurre al uso de metales con porcentajes de cromo y níquel (sobre todo cromo) en su interior, permitiendo así la formación de un estrato protector que aísla el metal debajo de los ataques atmosféricos: este fenómeno se denomina pasivación y afecta a los tubos flexibles para agua diseñados por Gnali Bocia.
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