Los
tubos flexibles son un complemento necesario para conectar los aparatos del consumidor a la fuente de suministro del fluido gaseoso de manera segura y durable en el tiempo.
Existe variabilidad de materiales en los que construir los tubos flexibles y, seguramente, aquél que asegura los mejores resultados es el acero, utilizado en la realización de tubos corrugados. Estos modelos no tienen una fecha de caducidad y por lo tanto tienen la ventaja de no tener que substituirlos periódicamente.
Existen también modelos en los que el tubo central es de material plástico recubierto de una media metálica, como en el caso anterior no tienen fecha de caducidad y la media metálica aparte de aportar al producto capacidad de resistencia a la presión interna, tiene también la función de protegerlo de la acción mecánica externa.
Pero el material más significativo de todos los tubos flexibles son los realizados en goma con refuerzo de tejido. El objetivo del refuerzo, del mismo modo que en el modelo con malla metálica, es el de garantizar la resistencia mecánica a la presión. Se sitúa en medio de dos capas de goma que garantizan la flexibilidad y permiten el montaje y la fijación en el portagoma específico. Dimensiones y materiales varían según los estándares de referencia y según el gas conductor.
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